Blue Jasmine
Por Aymara
Lorente
Han pasado
algunas semanas desde que vi Blue Jasmine, la última película de Woody Allen,
de la cual se hablaba aun antes de ser presentada al público en general. Desde entonces se escuchaban rumores alabando
la actuación de su protagonista principal, la actriz Cate Blanchett, pero no
fue esa la razón que me llevó al cine.
En realidad yo prácticamente vuelo al complejo de teatros cercano a casa,
cada vez que hay un estreno de Woody Allen. Es una debilidad que tengo que admitir,
y en otra ocasión hablaré más del interés por la filmografía de este director. Pero esto no quiere decir que
considere que todas sus películas sean piezas magistrales, (aunque pienso él es
un genio en la materia), pero yo disfruto las buenas, las regulares y las malas. Sin embargo, en el caso de Love and Death, de
1975, que vi hace algunos años en la televisión, debo confesar que no llegué al
final, literalmente no pude con ella.
En la realización
de Blue Jasmine, Allen continúa explorando la mezcla de la comedia y el drama, al igual que en otras de sus mejores producciones, entre ellas Match Point, del 2005, para citar un buen ejemplo. En aquella la balanza se
inclina hacia el conflicto de la historia en sí; mientras que en el caso de
Blue Jasmine, éste se enfoca en el tormento del personaje principal femenino. Ella es una mujer que acaba de terminar
tempestuosamente una larga relación con su pareja, Hal (Alec Baldwin), quien en
apariencias era un exitoso hombre de negocios. Ambos se hallaban inmersos en
una vida de lujos en medio de la alta sociedad de New York; pero este hombre, supuestamente
un inversionista, resultó ser un estafador, quien además engañaba a su esposa, constantemente,
con toda mujer que aparecía en su vida. La
interpretación de Cate Blanchett nos muestra como el personaje de Jasmine, es
sencillamente sobrecogido y sacudido por este desenlace dramático, por el desmoronamiento de lo que era hasta ese
momento su existencia. Hay un detalle que se
revela casi al final de la película, algo que ella hace en medio de esa crisis,
y que muestra otro aspecto y consecuencia del derrumbe de su idílica vida. Solo voy a mencionar que sale a relucir en
una confrontación entre Jasmine y el hijo de Hal, y que, premeditadamente, Woody Allen lo mantiene oculto hasta ese momento, agregando a la historia un elemento dramático más. Dejando ese asunto atrás, y sin dar más
rodeos, confesemos que Cate Blanchett se roba la película y cada una de las
escenas donde aparece. No quiere decir que
no haya otras actuaciones en mi opinión interesantes, como la de Sally Hawkins,
que hace el personaje de Ginger, hermana
de Jasmine, quien vive una existencia
mediocre en la ciudad de San Francisco.
Es en su modesto apartamento donde Jasmine no tiene otro remedio que ir
a refugiarse. También son dignos de
mencionar Chili (Bobby Cannavale), novio de Ginger, y otro pintoresco
personaje, Al (Louis C.K.) con quien ésta tuvo una breve y
aparentemente prometedora relación.
Un aspecto que es
manejado con maestría por Allen es precisamente la creación de la ilusión efímera de
que las hermanas pueden salir de su situación actual. En el caso de Ginger, conoce a un hombre distinto a los que hasta ahora le rodeaban. Se trata de Al, al cual mencionamos anteriormente, y que puede representar el cambio que ella necesita,
pero pronto descubre que es casado.
Jasmine, por su parte tiene el sueño de rehacer su vida convirtiéndose en
diseñadora de interiores. A pesar de su precaria salud mental, comienza a
trabajar y a estudiar para alcanzar ese objetivo, haciendo un esfuerzo
sobrehumano. Un momento alentador en la película
es cuando ella encuentra el hombre perfecto, en una fiesta donde ambos se sentían
fuera de lugar. Es un diplomático
refinado y respetuoso, que además trae consigo la posibilidad de que ella pueda
iniciarse en su carrera soñada. Inmediatamente
se establece una relación entre ellos, pero Jasmine, debido a su desajuste
emocional, funda esa unión sobre mentiras. Todas esas fantasias, lógicamente, se descubren, y como consecuencia se interrumpe la realización inmediata de sus
esperanzas personales. Esta nueva catástrofe la sumerge, aun más profundamente, en su delirante crisis
existencial. Otro efecto interesante en esta última creación
de Woody Allen es el constante viaje narrativo del presente al pasado, que también
se asocia con la inestabilidad sicológica del personaje principal. Considero que este recurso hace la película mucho más
atractiva y compleja; pero lo que definitivamente
la convierte en una pieza sencillamente
genial e inolvidable es la actuación emotiva y deslumbrante de Cate Blanchett.
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